“El barrio no es para vivir, es para sobrevivir”: víctima desplazada en Cúcuta
En Colinas del Tunal, San Gerardo y Seis de Reyes, la extorsión, el miedo y el abandono obligan a los habitantes a huir.

Temor en la Comuna 6 de Cúcuta. / Foto: Cortesía.
Cúcuta.
“Soy una persona que me tocó salir de un barrio de esos, especialmente Colinas del Tunal, porque ahí delinquen bandas que obligan a la gente a pagar por todo. Quieren cobrar por las casas, el agua, por vender. Es complicado vivir en esa zona de fronteras invisibles que existen en Colinas, San Gerardo y Seis de Reyes, en inmediaciones de la Cárcel Modelo de Cúcuta”.
Así comienza el relato de un hombre desplazado por la violencia urbana que, como muchas otras víctimas, no aguantó más el control violento de grupos armados.
Según cuenta, un grupo de entre ocho y doce jóvenes armados, que se identifican como el Tren de Aragua, recorre las calles a cualquier hora del día o de la noche sembrando miedo y exigiendo pagos obligatorios a los residentes y comerciantes.
“Desde el que vende pasteles hasta el que vende cerveza deben pagar, o si no los asesinan. Así que mucha gente no tiene opción, le toca irse del barrio”, cuenta con impotencia.
El panorama, según describe, es de abandono total. “Las autoridades van una vez al año, si acaso. Hay heridos o muertos y ni entran, porque es zona de riesgo. Las mismas familias tienen que sacar a sus muertos”.
Sin alumbrado público, con calles oscuras y vacías desde las siete de la noche, el control de los grupos criminales se hace aún más fuerte.
La víctima revela que, a él, sin tener negocio, le exigieron 100 mil pesos por vivir en una casa pequeña.
“Si la casa es de material, piden entre 300 y 500 mil. Y si son comerciantes, la cuota llega a los dos millones de pesos mensuales”.
Además del Tren de Aragua, asegura que hay presencia del ELN y recientemente aparecieron marcas en las casas alusivas a las disidencias de las Farc. “Todo ese sector tiene todos los problemas del mundo, porque los tiene a todos”, sentencia.
Su testimonio es un grito de auxilio que refleja la realidad de muchas familias que han tenido que abandonar sus hogares en Cúcuta, no por voluntad, sino por miedo a morir.