El 24% de las especies de agua dulce están en peligro y el mundo apenas comienza a notarlo
Le contamos todo lo que debe saber sobre esta problemática que hoy afecta este tipo de ecosistemas.

Especies de agua dulce, imagen de referencia (Getty Images). / Giordano Cipriani
En principio, es importante resaltar que, según el estudio publicado en la revista ‘Nature’, ‘Extinction risk and conservation of the world’s freshwater species’, cerca del 24% de las especies de agua dulce están amenazadas de extinción.
Este trabajo representa la primera evaluación global del riesgo de extinción de especies de agua dulce, incluyendo peces, libélulas, cangrejos, cangrejos de río y camarones, tradicionalmente ignoradas frente a las terrestres y marinas.
La investigación fue liderada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y contó con la colaboración de más de 1,000 científicos de todo el mundo.
Entre los expertos involucrados se encuentran ecólogos especializados como la autora principal del artículo, Catherine Sayer, quien enfatiza que los ríos, lagos y humedales albergan una biodiversidad desproporcionadamente alta pese a ocupar menos del 1% de la superficie terrestre.
¿Por qué es importante darle visibilidad a esta problemática?
Vale la pena considerar que existe una invisibilidad histórica de estos ecosistemas en las políticas de conservación, lo que ha llevado a una falta crítica de datos sobre muchas especies y a una gestión ambiental deficiente.
Factores como la contaminación, la extracción de agua, y la introducción de especies invasoras amenazan múltiples especies simultáneamente.
Por ende, esta evaluación no solo alerta sobre una crisis silenciosa, sino que exige el desarrollo urgente de políticas integrales que aborden la conectividad y gestión de cuencas completas para proteger esta biodiversidad vital.
¿Qué cambia en el panorama internacional tras estos hallazgos?
Estos hallazgos representan un giro en la forma en que se entienden y valoran los ecosistemas de agua dulce. Hasta ahora, las decisiones en materia de conservación se han basado casi exclusivamente en datos de especies terrestres y marinas.
Por otra parte, esta evaluación, al centrarse en más de 23.000 especies de agua dulce, expone una realidad, hasta hoy subestimada: estos ecosistemas, aunque esenciales para la biodiversidad global y para millones de personas, han sido marginados en la investigación científica y en las políticas públicas.
Adicionalmente, en un contexto de crisis climática y creciente inseguridad hídrica, la salud de los ecosistemas de agua dulce es un indicador clave del estado del medio ambiente.
Asimismo, muchas de las especies evaluadas tienen un valor social, cultural y económico significativo; la identificación de amenazas múltiples, como la contaminación, la sobreexplotación y el cambio en el uso del suelo, obliga a un replanteamiento inmediato en la gestión del agua y el territorio.
Estos datos llegan en un momento en el que ya no se puede alegar desconocimiento y su relevancia para orientar estrategias de conservación más equitativas, integradas y efectivas a escala local y global.
¿Qué vale la pena poner en consideración para abordar este problema?
Según el estudio, la falta de información y datos sobre especies de agua dulce afecta especialmente a invertebrados sensibles a la contaminación, como efímeras y escarabajos acuáticos, cuya situación sigue siendo desconocida.
Además, hay que subrayar que los ecosistemas de agua dulce actúan como islas ecológicas porque están aislados entre sí, lo que limita el movimiento de especies.
Conectarlos y gestionarlos de forma integral es esencial para conservar la biodiversidad, permitir la migración y enfrentar amenazas como la contaminación o el cambio climático.
Finalmente, el estudio también resalta que las zonas ricas en calcio, como los arroyos de tiza, albergan más especies amenazadas, lo que requiere atención urgente y focalizada.